23 Jan 2014

Pero no le importaba.

Y sus labios pálidos dañados seriamente por el frío mordió, y un ligero sabor a sangre notó en su boca; pero no le importaba.
Y la lluvia suavemente empezó a caer, se mojaba ya que no tenía su clásico paraguas de los lunares verdes; pero eso no le importaba.
Y sus zapatos nuevos de tela, aquellos que le costaron tanto conseguir y que eran tan bonitos, se ensuciaron al pisar un charco de agua; pero eso no le importaba.
Y una brisa de aire frío, que para ella fue gélido, la rodeó, y tan solo vestía un vestido de flores con una rebeca de lana; pero eso no le importaba.
Y sus manos, que siempre estaba frías, ese día también lo estaban, y sus delicados dedos mostraron un color rojo oscuro; pero eso no le importaba.
Y su pelo rubio, corto y ensortijado fue mecido por el aire que corría en ese instante, tapándole la cara, y molestándole; pero eso no le importaba.
Y el mundo que veía tras su montura color azul, estaba cada vez más difuso por aquellas gotas de lluvia, y sus ojos marrones no sabían muy bien cómo ver; pero eso no le importaba.
Y sus pensamientos pesimistas aparecieron, destrozando cada trocito de su interior, haciéndole creer la persona más desgraciada del mundo, porque solo el frío la acompañó, y la lluvia se convirtió en llanto, y aquellos sentimientos tan contradictorios que le hacían tanto daño, acabaron con ella; pero eso no le importaba...
Ella ya había dejado de sentir.

1 comment:

  1. y sus ojos marrones no sabía muy bien cómo ver
    sabíaN**********+

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