14 Feb 2014

Querido tú:

Hoy es San Valentín y lo odio. Siempre lo he hecho. Pero ya que se suelen hacer cartas, te haré una a ti también, al más puro estilo de mi ser, siendo tan tímida como siempre, sin hacerte consciente de la existencia de este escrito en el que expreso todo aquello que me gustaría decirte. Supongo que es mejor así, ¿no? Así tú no tienes que hacer uno de esos chistes que ya me han dejado de hacer gracia y yo no tengo que mirar a otro lado para evitar las lágrimas que pelean por salir de la cárcel que son mis ojos.
Quería decirte que llevo pensando en ti demasiado tiempo y que ha sido un tiempo inútil en el que he intentado por todos los medios hacerte ver que, aunque ni si quiera yo lo crea, hay cosas buenas en  mí, y que juntos podríamos ser felices. He intentado olvidarte. He intentado verte de otra forma. Pero al final siempre he acabado mirándote de la misma manera, mientras que tú sigues mirándome como siempre me has visto.
Me gustaría que este amor tan incomprendido que he sentido hacia a ti se disipe con tanta simplicidad como lo hice conmigo.
Todo sería más fácil si no fuera yo tan estúpida como para enamorarme de ti.
Ni tan frágil como para dejar que eso me destruya.
Pero ya es tarde.
El daño está hecho.
Procuraré eliminar, poco a poco todas estas emociones. Pero te diré algo antes de eso, y permíteme que lo haga tan solo esta vez a modo de despedida:
Te quiero.
Y nunca debí hacerlo. 

El mundo obliga a callar.

Llega el final de la semana, y más que una semana ha sido una lucha sin fin. He regresado, si es que se puede llamar "regresar" a algo que está siempre en mí,  a mi etapa de "he olvidado cómo ser feliz". Podría sumirme en un sueño y no despertarme jamás.
Hay atracciones y enamoramientos que no llevan a ningún sitio. Pero he decidido perderme y ahora me encuentro en un lugar incierto, en el que solo con mucho esfuerzo podría caminar por una senda de tranquilidad, o de felicidad.
He aprendido que da igual lo que haga cuando quiera decir lo que siento. Si soy una cobarde no lo digo. Si me decido a hacerlo, el mundo me dará razones y me obligará a quedarme callada.
Al final todo se reduce a otro sueño, o intención que se rompe, cuya existencia es un cáncer que te puede matar poco si no acudes a curarlo.


4 Feb 2014

No quiero abrir los ojos.

Entonces me di cuenta de que el amor hacía a mis amigos mejores personas, y que sus vidas sobrevuelan una bonita senda de arcoiris.
Mientras tanto, aquí estoy yo, sola. Cada día dirigiendo hacia una interminable decadencia de mi ser. Ya nada importa realmente. Estoy acostumbrada a que las cosas vayan mal. Es la rutina. No sé si quizás es mi culpa porque me abandono a mí misma a mi propia suerte, pero ha llegado un punto en el que estoy rodeada de una realidad que ignoro y que a la vez entiendo y descubro.
Todo es muy complicado y místico. No quiero abrir los ojos.