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Nadie te enseña a estar solo. Nadie. Realmente no es fácil  estar así. Sobre todo, cuando la época más adorable de tu vida, fue cuando alguien estaba a tu lado, queriéndote, valorándote, haciendo que un millón de sonrisas aparecieran en tu rostro.

Para la gente que te rodea, estar solo no es un problema. Ellos tienen a otras personas junto a ellos. Es fantástico tener amigos que te saben consolar. Que saben cómo hacerte ver el mejor lado de las cosas. Pero aunque lo intenten, no bastará. 

Añoro una mirada larga seguida de un dulce beso. Cuánto lo añoro. Una delicada caricia. Una telepatía, que casi asusta.
La soledad nos hace depender del amor que no nos merece, porque no somos capaces de aceptar el hecho de que estar solos no está tan mal, la vida está llena de complicaciones que a veces son injustas, pero nadie puede decidir nada, tan solo somos fruto del azar.
Me llamo Silvia, y a  veces la vida no me devuelve la sonrisa; me da un puñetazo, y me la rompe.