Muchas veces pensarás que no vives así, que no persigues la perfección, pero, ¿quién no ha deseado ser como la sociedad dicta que es un cuerpo perfecto?
Sí, yo soy la primera que digo: ¡Esas modelos pesan menos que una caja de cereales! pero después me da asco mi cuerpo y me veo gorda y asquerosa.
Sí, tengo envidia de las chicas que no tienen que preocuparse por lo que comen porque siempre están flacas y perfecta. Esas chicas que tienen una piel perfecta todos los días del año. Esas que llevan una talla perfecta, que tienen pecho, a pesar de que están flacas, y además tienen curvas.
Las escuchas llorar porque están gordas y se les ha corrido el rimel, cuando tienen un mundo que les presta atención mientras yo tengo que encerrarme en el baño para llorar porque no soy un ejemplo para esta puta sociedad.
Los malditos estereotipos que aunque no lo quieras creer, desde pequeñitos/as nos ha logrado meter.
Esas malditas reglas no escritas, que sabes que están, esas reglas que dicen que si no eres perfecta, no vas a importar.
Estás a tiempo de cambiar esta puta sociedad en la que la perfección acaba con los kilos de más.
Muñecas flacas. Maniquís delgados. Modelos esqueléticas.
¿Cuánto tiempo tendrás que soportar que cada generación se desviva por encajar?
Tú, todos, y yo tenemos algo especial.
Yo solo sé, que si se tienen que quitar cosas, yo quitaría el concepto perfección. Porque por mucho que lo busques, NO ESTÁ.
La perfección no existe. SIEMPRE habrá dolor. SIEMPRE habrán diferencias. SIEMPRE.
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